Lorena Barros

“No soy de ningún lado y de muchas partes a la vez” palabras de la artista abstracta Lorena Barros, quien nació en Chile, muy cerca del violento e inspirador mar pacifico del sur en Viña del Mar, de padres españoles que radicaban en aquel país.

Donde desde muy pequeña estuvo ligada al arte, primero al estar aislada largas temporadas, al desarrollar algunas alergias. Lo que le permitía echar a volar su imaginación, no solo con los lápices de colores y hojas que su madre le acercaba. Sí no también dejándola escoger telas que después se convertirían para unos en un juego de sabanas más para una cama. Pero para ella y sus hermanos sería una gran carpa llena dibujos y color que les daría paso a llenar sus días de largas historias que la misma Lorena escribía y narraba a sus hermanos.

Otra de las cosas que sin dudar marco la vida artística de esta maravillosa mujer, fue en su niñez las largas vacaciones de invierno que pasaban en casa de su tía materna Lucí, una mujer que se dedicaba a la escultura y que podía a explotar la creatividad de sus sobrinos dejándolos experimentar con barro, haciendo sus propias piezas, donde se materializaban las formas que solo en la imaginación de Lorena, existían.  

A los 17 años se fue a vivir con sus padres y hermanos a Alemania, donde pronto tomo camino en curso y talleres de creación textil. Para después de algún tiempo regresar a su natal Chile, casarse y mudarse de nueva cuenta, pero ahora a España. Lugar donde exploto su lado creativo en la industria cosmética de manera profesional por un lado y por el otro de manera más personal, diseñar textiles y prendas de ropa.

Para después quedar totalmente impresionada por el manejo del color sin límites que México presenta en sus miles de escenarios, tradiciones y artesanías. País que le abrió las puertas a otro mundo en diferentes sentidos, pues fue el lugar donde tuvo la oportunidad de internarse en la cultura Huichol, donde aprendió bastante de ellos, nutriendo mucho más su sendero de colores.

Luego de unos años en México, se mudó a la ciudad de León, Guanajuato, donde en su camino encontró a una de las personas que la impulsaría para explotar ese cúmulo de color que desde niña comenzó a recolectar: el artista leonés Alejandro López. Quien la guio para descubrir de lo que era capaz de crear, pues fue con López que tuvo la oportunidad de descubrir técnicas, texturas y una nueva etapa de vida en donde sin dudar soltó el freno y se llenó de emociones, que no tardo en trasmitir en la pintura abstracta.

Así comenzó este descubrimiento de materiales y trazos, de la liberta y el ritmo de la pintura que le permitió romper las barreras que no la dejaban abrirse y expresar todos sus sentimientos, logrando explicarlos a través de la pintura. Esto gracias a que perdió el miedo a probar cosas nuevas, que rápidamente le permitió encontrar la manera de plasmar las coloridas inquietudes que en su sendero habitaban.

Sin duda estas inquietudes, facetas, lugares y personas se plasmaron en los bastidores que han llegado a la vida de Lorena aportaron cosas muy importantes a toda la creación artística que se presenta en este catálogo y en las próximas obras que realizara, pues al ser una mujer multifacética siempre está llena de inquietudes y ganas de probar nuevas experiencias.