Entrevista Andrés Berrio

ANDRES BERRIO

"El arte es tan grande que acaba de salvar al mundo de una locura total"

Andrés Berrio
De pequeño ya dibujaba, manejaba bien la plastilina. Así fue creciendo el amor por el arte y más o menos a los 11 años unos familiares, al ver lo que Andrés hacía le dijeron a su madre que había que meterlo a bellas artes para no dejar pasar el talento, que era mejor hacer algo que no hacer nada. Así empezó la carrera de Andrés Berrio cuyas inquietudes artísticas formaron parte de su día a día, entre el colegio y el deporte. Diferentes causas lo llevaron lejos del arte por varios años pese a mantener el gusto, dice con melancolía que las personas lo tiraron pero también fueron las personas quienes lo levantaron y lo hicieron retomar el camino. 

¿Algún artista inspiró tu obra?

En Colombia no teníamos acceso a las obras de grandes artistas, no había esa facilidad, las
veíamos en libros o estampas. Mi admiración siempre fue Salvador Dalí y sobre todo Velázquez
por su fuerza en la pintura, por lo que él mostraba y yo quería lograr esa sensación que él genera y
de Dalí me gustaba la parte surreal, que yo también busco. Es bonito encajar esas partes de la
conexión artística que tenemos los artistas con otros, que inclusive no están en la misma época o
plano que nosotros, pero la conexión está ahí y se puede llamar inspiración, referente, fluidez…
Uno como artista siempre tiene alguien a quien admira, en el que quiere cimentarse.

¿Tienes alguna anécdota que te haya marcado mucho a ti o tu carrera?

Un día yo pasaba por una librería y en el mostrador había un libro enorme de Velázquez pero era
muy costoso y yo apenas trabajaba, era un muchacho, pero yo dije: voy a luchar por comprarlo. El
día que lo compré fue maravilloso porque yo no podía creer que tenía ese libro en mis manos,
recuerdo cómo lo empecé a leer y estudiar… Hoy en día lo conservo como uno de mis mayores
tesoros. Y luego pude visitar Europa, uno de mis grandes anhelos era visitar El Prado porque sabía
que ahí estaban los cuadros de Velázquez, cuando llegué a su obra yo ahí mismo me puse a llorar,
yo no me podía detener y hasta me agaché, no podía creer que aquel muchacho que había
luchado por comprar un libro de Velázquez, en ese mismo momento estaba contemplando las
obras en vivo. Fue una sensación muy muy bonita, sentí una conexión muy fuerte.

““En la actualidad estamos más preocupados por mirar afuera pero nos olvidamos de conocer el inmenso universo que hay dentro de nosotros”

 

¿Tienes un autoconcepto de tu trabajo?

Pasar mucho tiempo solo, donde sea que esté, pero solo y luego salir afuera y dedicarme a observar. Sé que puede ser molesto porque al menos en Países Bajos la gente se extrañaba. Imagínate: viví en un pueblo pequeño, salía a andar en bicicleta y me detenía frente a sus puertas, ventanas entonces les extrañaba. Pero siempre mi proceso ha sido observar.

Hubo un punto de mi vida en el que me di cuenta que cuando empiezas a sentirte cómodo ya nada te sorprende, ya nada te impacta. Yo necesito salir e impactarme con algo nuevo, renovarme, y luego regresar a casa y dibujar lo que venga, así es como funciona mi trabajo.

¿Has dado clases o talleres?

Cuando entré a la academia con el maestro Julio Londoño él me convierte en el segundo al mando, me gané un puesto ahí y estuve trabajando al lado de él. A los chicos que entraban él me mandaba a darles pintura, dibujo, yo fui su guía al principio y fue muy bonito porque la academia cogió una fuerza más grande, quizá por el amor con el que se hicieron las cosas. Yo no era “profesor” pero ellos me entendían, yo les resolvía sus dudas… Al final del día lo que yo busco con mis alumnos es que ellos se encuentren, porque es muy triste ver pasar gente con talento pero anulados porque no se ven, no se encuentran. Yo les digo que no quiero que pinten como yo, quiero que pinten como ellos, me interesa más que cada uno se encuentre como ser a que lo haga en otros. 

 

“Yo le digo a los alumnos que el arte es tan lindo que incluso los maestros
después de muchos años de muertos siguen enseñando”

 

¿Cómo definirías el arte?

Es tan subjetivo pero como lo veo, es la única forma que yo tengo para poder expresar mi mundo
interior a través de un color en una tela, a través de una figura, a través de eso que yo siento que
tengo dentro de mí y lo quiero hacer vivo. Es esa herramienta que hay entre la parte espiritual y
cuerpo, que quiere sacar algo y lo convierte en arte… Eso que yo quiero expresar y con palabras no
se me da, pero con estas manifestaciones lo puedo hacer visible.

¿Cómo te ha tratado el mundo del arte?

Yo vivo en un país donde hay muchos artistas pero a la vez hay mucho egoísmo. Me ha tocado
sufrir discriminación de otros colegas, rechazo por personas y al mismo tiempo otras me
felicitaban por mi trabajo; uno aprende a convivir porque así es este mundo. Es muy competitivo
también, pero puede llegar a ser una competencia desleal. Por otro lado uno va buscando
oportunidades de exponer, galerías etc y es muy difícil, a veces es más fácil encontrar valoración
desde afuera que en su propio país.
Por eso no soy alguien que sus pinturas cuenten una historia complicada o una historia obvia, me gusta hacer cosas más universales, de hecho muchos de mis personajes son animales eso ayuda muchísimo porque la gente no lo relaciona con una persona en sí, pueden ponerlo en su historia.

¿Qué es lo que más disfrutas de pintar?

El día que yo digo: hoy me enamoré de lo que hice, hoy veo con ojos distintos lo que hago. Porque a veces vemos muy bonito el trabajo de los otros y con nosotros mismos somos muy duros, y una vez que yo estoy realmente satisfecho con lo que hice así me digan lo que me digan los demás no importa, le está gustando a la persona más importante que soy yo. Es la aceptación, es mostrarle al mundo este soy yo.

¿Cómo pones los títulos a tus piezas?

Mi sentir es raro, yo no soy tanto de mirar afuera sino de mirar adentro entonces juego mucho
con la escena, con las poses y lo que va surgiendo. Por ejemplo hay uno que se llama “Paísdemia”
es uno de los últimos que hice y son cinco mujeres en los riscos que yo hago, con rejas al fondo y
le puse ese nombre por lo que estaba sucediendo a nivel mundial con una pandemia pero el
problema no es solamente la pandemia sino lo que se convierte tu país a raíz de. Eso sí, siempre
acabo primero la pintura y al final el nombre, según lo que me pidan las obras, hay algunas que
aún no tienen, aparte tiene que ser algo que vaya con la obra pero que no la cuente sólo con el
título, que no sea una repetición.

Veo muchas personas diferentes en tus cuadros, ¿suelen ser personas que conoces o desconocidos?

Es curioso por mi forma de trabajar también, hago muchos desnudos y en algunos casos yo hago
las figuras pero como no puedo pretender desnudar a todo el mundo, yo le digo a alguien “¿tú me
prestarías tu rostro para ponerlo en este desnudo?” y como yo ya tengo el cuerpo y pido permiso
así salen mis obras. Pero ahora que lo mencionas sí me gustaría pintar a todas las personas que
quiero, me parece que es más mi esencia.

 

 

Para Andrés lo más importante es haberse encontrado a sí mismo y poder mostrar lo que él ve y siente, como si tuviera una pantalla por dentro y luego pudiera mostrarla al exterior para que los demás lo vean también y es ese mismo autoconocimiento lo que le permite establecer vínculo con otras personas o formar una conexión artística que se da entre los artistas, inclusive con los que no están en la misma época o plano, pero la conexión está ahí y se puede llamar inspiración, referente, fluidez…

 

 

 

Entrevista concedida a AGAPHE el 20 de Marzo del 2023

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