Entrevista Virginia Martin Valdez

VIRGINIA MARTIN VALDEZ

"Que placer pintar"

Para Virginia el arte es el reflejo de lo que más le apasiona en ese momento al artista, como esos pensamientos que te consumen por completo día y noche, lo mismo le pasa a ella que confiesa entre risas que mientras pinta un cuadro puede llegar a soñar con él y despierta teniendo detalles por añadirle. Ella vive atrapada en su propio mundo del arte y así podríamos verla en su día día, con sus jeans, su pelo rubio recogido en un moño y pinceles en mano.

¿Cuál es tu historia, cómo empezaste en esto?

Mi experiencia con la pintura empezó hace tres años, tampoco es que haya estado toda mi
vida pintando. Siempre me gustaron los cuadros de marinas, fue lo que más me atrajo, yo
paso por una galería, veo una marina y me quedo ahí mirando porque es lo que más me llama la
atención. Tuve la oportunidad de viajar por Europa, conocer varios museos y me impactaron
mucho los cuadros que vi, pero nunca me imaginé pintando, es lo insólito.
Todo empezó el día que fue a casa de una señora que pinta desde hace muchos años, de
manera un poco autodidacta y pintaba en su casa, y yo pensé: “que placer pintar”. De ahí me
inscribí a un taller de pintura, y aunque a mí siempre me ha gustado dibujar y de niña pasaba
horas dibujando, ahora a lo que me dedico es a pintar más que dibujar.


¿Qué dirías sobre tu estilo?

A mí me gusta el hiperrealismo, lo más parecido a la realidad, es lo que más me llama y me tiene atrapada. En mi obra lo que hay es mucha pasión, mucha dedicación, no sé de qué otra manera describirla; yo voy pintando como me sale, eso sí, siempre trato de mejorarlo y de hacer lo que a mí me gusta.

“Uno se vuelve más exigente a medida que va mejorando; sin embargo yo me siento una principiante”

 
 

Cada uno tiene una percepción de sí mismo y en tu caso, de lo que pintas… ¿Cómo te ves a ti misma?

Es curioso porque algunas veces las personas me dicen que les gusta mucho algo que hice y a mí no me gusta, mi marido por ejemplo me comentó un día: “ya pintaste cuatro veces el mismo cielo” y yo le digo “lo seguiré haciendo hasta que no quede como a mí me gusta”. También uno se vuelve más exigente a medida que va mejorando; sin embargo yo me siento una principiante, yo no me la creo nada pero he aprendido también que tengo que mirar las cosas desde afuera para no sólo ver con el ojo crítico.

¿Como es tu día a día?

Yo quisiera estar todo el día pintando, las horas me pasan volando. Me permite no estar tan enchufada con el teléfono y con todas esas cosas en las que hoy en día uno está atrapado. Siento la pintura como un regalo que apareció en mi vida, es fascinante descubrir que puedo pintar algo, independientemente de si está bien o mal para ojo de quien sabe mucho.

 

“Es fascinante descubrir que puedo pintar algo, independientemente de si está bien o mal para ojo de quien sabe mucho”

 

Si pudieras aprender de algún artista de otra época, ¿quién sería y por qué?

A mí siempre me gustó Sorolla, siempre. Todas sus obras me parecen espectaculares, además me impacta la forma en la que el pintaba para esa época, en sus pinturas pueden aparecer cosas antiguas, pero al mismo tiempo detalles muy modernos que bien podrían ser de hoy en día, hay cuadros que si los miras podrían ser de ahora.



La pintura como muchas otras cosas, también tiene algo de planeación… ¿Cuál es tu proceso para empezar a pintar un cuadro?

 

Mira cuando yo estoy pintando un cuadro y sé que me queda poco porque ya lo estoy terminando y estoy en los últimos detalles, yo ya empezó a buscar otro: una imagen, un paisaje, una foto; no puedo quedarme sin algo para pintar. Si no es como quedarme sin crear, yo cuando estoy acabando uno ya estoy empezando otro, por eso en dos años hice como 36 obras. Actualmente yo sigo tomando clases, entonces a eso le dedico seis horas semanales a aprender y luego en mi casa le dedico dos o tres horas al día.


En varios de tus cuadros hay personas de espaldas, con los ojos cerrados o cubriéndoselos, o directamente no sale la cara, ¿esto tiene algún motivo?

No, no es por nada. Es porque de donde yo saco la imagen es así, por ejemplo el de la miel salió de un taller, yo fui a un workshop y cuando llegue lo único que quería era pintar ojos, yo tengo pintado un cuadro de ojos porque en ese momento era lo que más quería. A mí me encanta pintar rostros, tengo retratos también, pero en el caso de los rostros es muy difícil lograr que te quede como realmente la persona es, porque si no hay algo raro.



El azul predomina en tu paleta de colores, ¿dirías que es el color sello de tu trabajo?

Sí, podría ser. El azul, las playas, el mar y el cielo; todo eso me atrapa. Tienen tantos tonos dentro de esa gama y yo siempre procuro pintarlos lo más parecido posible a la realidad.

 

 

Vivimos en un mundo apresurado, hasta caótico. El tiempo ha tomado un significado diferente, quizá hasta más importante y Virginia lo sabe. Ella, que confiesa ser bastante impaciente, al momento de pintar deja todo atrás y simplemente se deja ser, no permite que la premura por tener un cuadro terminado le impida disfrutar de su proceso y entiende que cada obra tiene sus propios tiempos… Como detenerse a mirar el cielo por la mañana o esos ratitos admirando la inmensidad del mar azul.

 

 

Entrevista concedida a AGAPHE el 24 de Agosto del 2023

  1. En este último año seguí tus pinturas y cada una me sorprende mas. Los ojos celestes… son maravillosos. Felicitaciones’

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